Dicen que a cierta edad las mujeres nos hacemos invisibles, que nuestro protagonismo en la escena de la vida declina, y que nos volvemos inexistentes para un mundo en el que sólo cabe el ímpetu de los años jóvenes. Yo no sé si me habré vuelto invisible para el mundo, es muy probable pero nunca fui tan consciente de mi existencia como ahora; nunca me sentí tan protagonista de mi vida, y nunca disfruté tanto de cada momento de mi vida. Descubrí que no soy una princesa de cuento de hadas. Descubrí al ser humano que sencillamente soy, con sus miserias y sus grandezas. Descubrí que puedo permitirme el lujo de no ser perfecta, de estar llena de defectos, de tener debilidades, de equivocarme, de hacer cosas indebidas, de no responder a las expectativas de los demás y, a pesar de ello, quererme mucho y aún amar, sentir, vibrar. Cuando me miro al espejo, ya no busco a la que fui en el pasado. Sonrío a la que soy hoy. Me alegro del camino andado y asumo mis contradicciones. Siento ...
Soy mujer. Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea. Es el calor de las otras mujeres, de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y corazón guerrero. Alejandra Pizarnik
Nuevo logo de nuestra Asociación! ...y me quedé pensando en mi decisión de mujer. Por vivir, por salir bajo la piedra, por renacer después de tantas veces de reventarme ante la vida. ....En mi ángel fui sanando las heridas, las alas rotas secándolas al Sol, el aprendizaje al vuelo con las alas rotas es tan duro como volver a nacer en desespero por alcanzar la vida. ... Y hubieron manos duras que quebraron mis plumas de nuevo. ... y sigo penando mujer, que terca soy que me atreví a soñar, a despertar, a amar y a construir sobre sus sueños.
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