No se llama estar a la defensiva. Se llama estar atenta. No se llama tener mala suerte. Se llama violencia machista. No se llama y ¿qué hiciste tú? Se llama abuso sexual, emocional, agresión. No se llama eso es mentira. Se llama no quiero creerte. No se llama las mujeres son muy malas. Se llama misoginia. No se llama os inventais cosas. Se llama las víctimas de abuso sexual, intrafamiliar hablan cuando pueden. No se llama soy hombre y también sufro. Se llama desigualdad estructural. No se llama, ¿por qué estás enfadada siempre? Se llama luz de gas, chivo expiatorio, ley de hielo, manipulación, desigualdad de derechos y obligaciones, sentido de merecimiento, edadismo, opresión, acumulación de vivencias dolorosas. No se llama le van a arruinar la vida al pobre chico. Se llama delito. No se llama qué rara eres. Se llama trauma. No se llama contigo no se puede. Se llama no dejarse dominar. No se llama qué mal eliges. Se llama masculinidad hegemónica. Se llama narcisismo, psicopatía, mach