Deseo que te hayas dado cuenta que no eres una princesa, que no naciste para ser intocable, que la vida no es tan fácil, que no siempre hay alguien para rescatarte y que quién te rescata, no necesariamente se queda. Estoy convencida que te diste cuenta, que si besas a un sapo no se convierte en príncipe, que tu sangre es roja, que las calabazas no se transforman en carruajes ni un reloj decide a que hora termina tu fiesta. Imagino que sueñas cosas más reales, que la vida se ha encargado de mostrarte que hay más colores además del rosa y que lo ha hecho de una forma no tan delicada. Seguro has entendido a fuerza de golpes, de caer y levantarte, de esperar, de secarte las lágrimas y apagar las penas. Y no ha sido en cuestión de una noche, posiblemente han sido varias. Varías noches de reproches, de preguntas sin respuestas, de raspones que no se curan, de abrigos que no abrigan. Así has crecido, los cambios te han atravesado como una lanza de un lado a otro, las decepciones han lle...