seguna estrella a la izquierda
Ni cuando la lluvia mojaba mis miedos dejé de caminar.
Cada gota era como un susurro del cielo
y cada charco un espejo de mis dudas.
Y aún así aprendí a danzar bajo el aguacero.
Entendí que nada puede mojar un alma que no quiere rendirse, ni siquiera la tormenta más intensa puede cortar las alas a quien está decidida a volar.
Victoria Martinez
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