No conocemos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos de pie...

  He visto a las mujeres más bellas del mundo, convertirse en diminutas sombras satisfaciendo los deseos de sus seres queridos. He visto a las mujeres más inteligentes de la vida haciendo añicos sus argumentos frente al protagonismo de los demás. He visto a mujeres con alas sacando lustre a los barrotes de las jaulas. Las he visto bajarse de la luna para vivir en la cueva de un sapo. Las he visto superar el hambre, las guerras, la muerte y luego caer de rodillas frente al beso del deshonesto. Las vi esconder su fuerza, maquillar su poder, frenar sus éxitos, masticando frustraciones ajenas, haciéndose cargo de necesidades impropias, cediendo, cediendo, cediendo tanto que sus cuerpos parecen desintegrarse, derretirse, desdibujarse, deshabitarse, estallar y recomponerse como un hueso tras el impacto de una bala. Las hemos visto cayendo en mandatos rancios y amores mediocres. Romperemos el espejo todas las veces que haga falta y esperaremos pacientes el día en que todas podamos vernos ...

Abrázate fuerte… aunque nadie más lo haga. Abrázate fuerte… aunque sientas que el mundo pesa sobre tus hombros, aunque las críticas y los juicios te hayan enseñado a encogerte. Abrázate fuerte, porque eres la única que siempre estará ahí para ti, sosteniéndote en tus caídas, celebrando tus victorias, y calmando tus miedos en silencio. Abrázate fuerte… y reconoce tu valor. Porque has sobrevivido a tormentas que nadie más pudo entender, porque has amado con el corazón abierto y has perdido sin dejar de levantarte. Abrázate fuerte… y siente la fuerza que llevas dentro. Esa fuerza que no depende de nadie, que no necesita permiso para brillar, que no se disculpa por existir. Abrázate fuerte… y grita tu libertad. Que tus abrazos sean un pacto contigo misma: nunca más permitirás que nadie te haga dudar de tu poder, de tu luz, de tu derecho a ser feliz. Abrázate fuerte… y siente cómo en ese abrazo te vuelves tu propia aliada, tu propia fortaleza, tu propio hogar. Abrázate fuerte… porque merece...

  Ni cuando la lluvia mojaba mis miedos dejé de caminar. Cada gota era como un susurro del cielo y cada charco un espejo de mis dudas. Y aún así aprendí a danzar bajo el aguacero. Entendí que nada puede mojar un alma que no quiere rendirse, ni siquiera la tormenta más intensa puede cortar las alas a quien está decidida a volar. Victoria Martinez

Somos eso que despertó en los momentos más difíciles, somos esa sabiduría que emergió después de haber nadado profundo en nuestras aguas emocionales, somos el vapor que se produjo después de utilizar nuestros contenidos más densos, somos la inteligencia detrás de la historia. Somos lo que quedó después de la caída triunfal, de la deconstrucción. Somos la experiencia de haber renacido, somos la resiliencia de haber podido. Somos lo que había detrás de tanto miedo, detrás de la rigidez, detrás de nuestros aferramientos. Somos el algodón que estaba detrás de los cimientos. Esa presencia blandita, esas aguas cristalinas que pulsaron más fuerte, que se liberaron, que se transparentaron. La crisis no es más que el escenario donde todo despierta, el único momento donde lo verdadero se puede colar, y esto sucede cuando nos dejamos desplomar. Lo que cae no somos nosotras sino una vieja percepción. Una forma antigua de definirnos, de ver el mundo. Y en la brecha entre esa pequeña muerte, y a la...